Intervención del Dr. Francisco Tudela, en el Congreso de la República.
"Estamos confrontados frente a un hecho que es meta jurídico: una amnistía va más allá de la aplicación de la ley. La Ley ha sido ya aplicada. El castigo ya ha sido dado; sin embargo, por una decisión política se revierte el orden de los factores dentro de un país y se da más importancia a una decisión del Congreso. Porque lo que se busca es un bien general que trasciende la justicia particular que se aplica a cada uno de los individuos que han delinquido de manera horrible. De tal manera que, de un lado, tenemos la justicia particular que se aplica a personas individuales y, de otro lado, tenemos el interés colectivo, un interés que es la paz de la Nación.
Se debe hacer también una diferencia cualitativa al juzgar a las personas. Es diferente juzgar a aquellos que iniciaron la guerra civil actual y no me refiero únicamente a terroristas materiales sino, también a terroristas intelectuales; y aquellos que aún habiendo cometido un crimen horrible estaban defendiendo a su Nación de manera totalmente equivocada y censurable, pero mal que bien estaban tratando de defender a su colectividad. Estos últimos no estaban atacando a su colectividad, no habían iniciado la guerra civil, no estaban llevando a cabo acciones de carácter terrorista. Es verdad que el error es profundo y el crimen permanece; sin embargo, hay una diferencia cualitativa entre el terrorista y aquel que defendiendo su colectividad se equivoca profundamente.
Se contraponen aquellos delitos a otros que parecen pecados veniales. Al respecto, quisiera hacer algunas reflexiones sobre la infidencia. Conozco al general Mauricio. He tenido la oportunidad de coincidir un par de veces con él. Tengo una alta opinión de él. Una alta opinión además de su capacidad profesional como tal. Sin embargo, a pesar de tener aprecio al general Mauricio, yo sí creo que él se equivocó. Creo que revelar criterios estratégicos de un país -no necesariamente posiciones precisas en el mapa- durante un conflicto, es revelar inteligencia que puede no ser necesariamente decisiva. ¡Pero que es inteligencia, sí es inteligencia que no debe ser conocida!.
El pase a retiro de un oficial superior de las Fuerzas Armadas, que ha desempeñado los máximos cargos en las Fuerzas Armadas, no lo exonera de guardar el secreto respecto a los asuntos profesionales que le compete; de la misa manera que el médico, el día de su jubilación, no empieza a revelar las enfermedades de sus pacientes; el sacerdote, el día que cuelga los hábitos, tampoco queda librado del secreto de confesión, no puede contar y revelar lo que sus parroquianos le han dicho. Estamos confrontados frente a un hecho que, dada la situación de conflicto con el Ecuador, era un hecho grave, y estamos frente a un caso de infidencia que en cualquier otra profesión, permanecería exactamente igual y sería igualmente censurable.
En el caso del 13 de noviembre, delito de sedición, ocurre algo similar; es decir las cosas no son tan claras. En primer lugar, el golpe de Estado del 13 de noviembre se estaba haciendo nueve días antes de las elecciones al Congreso, de acuerdo a un cronograma acordado con la Organización de Estados Americanos y dentro de un proceso de regreso a la democracia. Es evidente que no satisfizo a todo el mundo; sin embargo, era un proceso acordado, que tenía el respaldo de la comunidad interamericana. Tal golpe de Estado hubiese sido destructivo para la estabilidad del país, Se habla también de la intención del golpe de Estado: restaurar. ¿Restaurar que?. En un acto metaconstitucional y metajurídico, como es un intento de golpe de Estado ¿qué nos garantiza que el supuesto restaurador no busca en realidad instaurarse a sí mismo como el jefe de otra dictadura?.
Suponer que existe un mecanismo jurídico de regreso al orden constitucional a través del golpe de Estado, es una ficción. Esta ficción ha estado contenida en diversas constituciones del mundo, pero fue originada en la Constitución francesa de 1793. Naturalmente, el mismo Estado Revolucionario Francés comprendió que al poner el derecho de insurgencia en su Constitución, amenazaba la misma estabilidad de la Revolución. En ese sentido, el mismo Gobierno Revolucionario francés suprimió el derecho de insurgencia ¡que nunca más ha vuelto a aparecer en ninguna de las doce constituciones subsiguientes que Francia ha tenido! Porque no hay garantía alguna que un golpe de Estado que se dice a sí mismo restaurador no sea en realidad instaurador de otra dictadura.
En el Perú había un bien objetivo racional, garantizado por la comunidad interamericana ; las elecciones del 22 de noviembre. De tal manera que hacer aparecer estas acciones como pecados veniales, leves faltas de cortesía, en fin, no saludar a una dama o algo por el estilo, es francamente inadmisible.
Chirinos Soto ha mencionado que hay países que han dado amnistía. ¡La amnistía no es el olvido! Nunca olvidaremos históricamente ni moralmente; pero podemos olvidar políticamente para que haya paz en el país. En España murieron un millón de personas. Las atrocidades de esa guerra civil en los dos bandos son una leyenda en la historia. Probablemente, la guerra civil más horrorosa que ha vivido occidente. Sin embargo, hace pocos años, el gobierno español y el rey de España inauguraron un monumento, que dice: “A los caídos por España” . No dice : “A los caídos de tal bando” o “a los caídos del otro bando”.
Se requiere mucha generosidad para hacer eso en un país donde han muerto un millón de personas; no 25 mil sino un millón personas en una guerra civil. De tal manera que hay que tener en cuenta que acá hay un objetivo racional, lógico y preciso; es obvio que hay también diferencias políticas y que al estar de acuerdo o el estar en contra de la amnistía es un posicionamiento político y forma parte del combate político.
No hay que olvidarnos que el tipo de guerra que ha vivido el Perú es similar a aquellas guerras horrorosas del siglo XVI y siglo XVII, que fueron guerras de religión. Duraron más de cien años, Finalmente, los dos bandos. Católicos y protestantes, comprendieron que tenían que cortar por lo sano, terminar con el conflicto religioso, poner de lado el aspecto dogmático – ideológico y buscar la paz social. Esto se cristalizó en un tratado, que forma la estructura de los estados modernos no confesionales, por lo menos, no internacionalmente confesionales: Westfalia, en 1642 .
Comprendo perfectamente bien que la amnistía va a ser cruel para algunos. Pero no creo que reabra heridas. Por una razón muy simple: las heridas están abiertas ahora. ¿Acaso han cerrado las heridas para que sean reabiertas en el futuro? ¡Están abiertas!. El único modo de cerrarlas es tomar el riesgo de perdonar, porque es un riesgo. Puede ser un riesgo inútil. Yo no tengo una bola de cristal : por lo tanto, no puedo afirmar que lo venga en el futuro vaya a salir necesariamente tal cual está escrito en la Constitución. Sin embargo, sí estoy dispuesto a correr el riesgo para establecer la paz, que es el supremo bien de todo el país civilizado. Contrapeso el crimen de unas personas individuales con el bien de más de 20 millones de personas".